Por segunda semana consecutiva el público fue poco “cooperativo” con WWE. La emisión de Monday Night Raw del día de ayer tuvo pocas reacciones tanto en partes habladas como en luchas rápidas, y también –lo más raro—en la lucha de corte científico que dieron Kevin Owens y Dolph Ziggler, dos de los más respetados gladiadores del elenco actual.
Como lo hicimos notar en la cobertura, eso fue raro, pues en la tradición luchística de las Carolinas abundaron este tipo de encuentros. Lo que es más, Ric Flair, de quien se esperaba estruendosa ovación, no obtuvo una reacción de su nivel.
Ya sea que haya sido una huelga de brazos caídos o que hayan importado a público japonés, el hecho es que la seguridad extra no ha sido precisamente una comodidad,pues no sólo permiten entrar a los aficionados con prácticamente sin nada, sino que también los callan si se atreven a gritar algo tan ofensivo como “¡C-M-Punk!”, cual si fuera grito terrorista.
Pero lo que sin duda debe preocupar más (a WWE) es que muchos aficionados comenzaron a abandonar la arena cuando comenzaba el segmento estelar en el que Roman Reigns y Sheamus se veían frente a frente. No es un secreto que al público no le gusta Sheamus como campeón y que no puede gustarle menos Roman Reignscomo retador, pero también puede ser que el segmento fue muy aburrido, con un Reigns repitiendo clichés de seriales antiguos y tratando de expresar sarcasmo a pesar de su imagen y físico no reflejan a una persona cerebral, sino de acción.
La riña que se armó al final fue buena, pero para entonces cientos de aficionados ya se había retirado. Quizá debieron comenzar con la acción, pues en eso sí son creíbles tanto Sheamus (un broncudo irlandés, ni más ni menos) como Reigns, cuya mejor etapa sigue siendo la de The Shield, donde no tenía que abrir mucho la boca.