Apenas dos meses después de su debut, Kevin Owens se convirtió en campeón de NXT en NXT Takeover: Rival tras acabar con Sami Zayn en una lucha que tuvo que ser detenida por el árbitro para darle la victoria por knock out a Owens.
El encuentro estuvo en su mayoría dominado por Owens, quien atacó con toda su fuerza bruta e intensidad a Sami Zayn, quien, aunque dominó en algunos momentos y puso en aprietos a Owens, estuvo claramente en desventaja, tanto física como psicológica, desde el inicio de la lucha. Tras una pop-up powerbomb y cuatro powerbombs convencionales, el árbitro detuvo el encuentro antes de que Owens aplicara un quinto bombazo, esto debido a que Sami parecía haber dejado de responder hace algunos minutos pero el ataque sin tregua de Owens había impedido que el personal médico lo revisara.
Así, en su tercera lucha en NXT, Owens llega a la cima y completa un plan que ejecutó desde su debut, cuando traicionó a su mejor amigo, Sami Zayn, en NXT Takeover: R Evolution, donde apenas se acababa de convertir en campeón de NXT. Aunque Owens aseguró en todo momento que su rivalidad con Sami solo era de índole profesional, la brutalidad con que atacó al carismático luchador puso esto en duda.